Si bien actualmente varias empresas retornaron al trabajo presencial, total o parcial, y otras se mantienen en modalidad home office, existe otra tendencia que está siendo utilizada en distintos países: las oficinas flexibles. Se trata de espacios físicos, equipados con todo lo necesario, que se arriendan a empresas y que ofrecen una serie de ventajas, como una ubicación estratégica, que facilita la conectividad y evita grandes desplazamientos.
Las oficinas flexibles ofrecen a las compañías y sus colaboradores un entorno de trabajo funcional y moderno, que no solo conllevan un eventual ahorro de costos, sino que también un ambiente que propicia un ambiente laboral grato, que facilita el trabajo y la productividad, además de momentos de relajación y encuentro.
Este concepto es altamente valorado por los trabajadores, al contar con espacios prácticos y útiles donde cumplir su jornada laboral.
En Chile, esta tendencia ya es una realidad. A modo de ejemplo, la filial inmobiliaria del grupo Cencosud anunció el desarrollo de un nuevo negocio de espacios flexibles a clientes institucionales en la torre del Costanera Center.
Entre los principales beneficios que reportan las oficinas flexibles destaca que no se debe incurrir en costos de equipamiento, suministro o mantenimiento, como ocurre al comprar o arrendar del modo convencional una oficina. Además, como se trata de lugares con una estética cuidada, potencian la imagen de la empresa.
Adicionalmente, estos espacios de coworking ofrecen planes por horas o modalidades híbridas, y se adaptan a las necesidades de cada compañía.
Por otra parte, al estar dotados no solo de ambientes de trabajo, sino que también de salas de reuniones y áreas para tomarse un café o conversar más informalmente, facilitan las conexiones de las empresas con posibles clientes y socios de negocios, estimulando además, la creatividad de los colaboradores.